viernes, 22 de enero de 2010

2009 La Rebelion de Los Deudores


Milenio 21 de Dic de 2009

Deudores en Movimiento propuso a diputados federales aprobar un programa de rescate

Guadalajara.- En diciembre de 2008, un pequeño grupo de mujeres que peleó durante la crisis de 1995 a favor de quienes tuvieron problemas hipotecarios reactivó lo que se conoció como Asamblea de Deudores, pero ahora para asesorar a miles de personas acosadas por los despachos de cobranza de los bancos debido a adeudos por tarjetas de crédito. La agrupación pasó a llamarse Deudores en Movimiento, y a lo largo del último año se han acercado casi 1,500 personas que han aprendido a defenderse del hostigamiento. Ante el crecimiento que sigue mostrando la morosidad en los plásticos, el movimiento se prepara para nuevas etapas de lucha.

A lo largo de este año ha habido “victorias en el sentido de que los deudores que están con nosotros ya saben defenderse del acoso, porque el acoso por parte de los despachos de cobranza sigue, siguen violando nuestras garantías individuales, nuestros derechos, y hoy por hoy los que están organizados con nosotros y los que han venido se han informado, los hemos asesorado, ya se van relajados y cuando otra vez empieza la presión fuerte, regresan”, comentó Evelia Lamarque, representante de Deudores en Movimiento.

La crisis de los deudores comenzó hace casi un lustro, porque “los bancos sin revisar saldos daban créditos, sin hacer estudios socio económicos, sin límites de créditos. Fue una irresponsabilidad, se fueron solamente por la voracidad de colocar plásticos, porque es lo que más les genera [ganancias] por las altas tasas de interés […] finalmente los bancos no están perdiendo ni un centavo porque tienen contemplado declarar como pérdidas cierto porcentaje”.

Agregó que la crisis económica “no es para los bancos, la crisis sigue siendo para nosotros los consumidores porque no hay una ley realmente clara que nos proteja”.

Y esa crisis ha golpeado sin distinción a la sociedad. Por las oficinas del movimiento pasan lo mismo obreros que comerciantes, doctores, taqueros y burócratas. El promedio de las deudas de las personas es de 150 mil pesos, la mayoría por los adeudos de varias tarjetas.

Este problema se ha agravado con el crecimiento del desempleo. Lamarque señaló que los bancos “quieren ocultar” que la cantidad de personas con deudas sigue creciendo, pese a que los dirigentes del ramo bancario afirman que el índice de morosidad ha moderado el crecimiento que traía desde el final de 2008. “Creo que no hay una familia que no tenga un deudor en casa. A diario vienen aquí personas, tres o cuatro en promedio al día” buscando asesoría.

Entre las recomendaciones que se hacen a los deudores se destaca el no firmar convenios de reestructura de adeudos, sino buscar negociar la deuda, pues una reestructuración “no resuelve nada, porque finalmente consiste en que el deudor tiene que pagar cierta cantidad, le dan un plazo para pagar la deuda que ellos dicen que se les debe y prácticamente el deudor cae en esa trampa porque ya no quiere seguir siendo acosado, pero a la vuelta de tres o cuatro meses está en la misma situación al no tener ninguna certeza de poder cumplir” unas condiciones que le son desfavorables.

En cambio, la asociación recomienda presionar al banco por una negociación, la cual “nosotros interpretamos con ‘quitas’, con una negociación justa donde yo digo como deudor, si tú banco dices que te debo 100 mil pesos, me haces una ‘quita’ de 60 o 70 por ciento, lo restante me comprometo a pagarlo”.

Pero la base de la negociación debe partir de pagar “lo justo”, es decir, eliminar los intereses que se hayan acumulado y, de ser necesario, dar un plazo de pago al deudor, pues muchos no tienen la capacidad de pagar en una sola exhibición.

Lamarque comentó que los bancos han sido renuentes a aceptar estas negociaciones, aunque reconoció que “el banco que empieza abrirse un poco es Bancomer […] parece ser que se ha sensibilizado ante esta situación, es el único banco, los demás no sé lo que están esperando. Se tienen que sensibilizar, no hay dinero para pagarles en una sola exhibición, y si ellos quisieran recuperar ese dinero, con poco que le pague el universo de cuántos millones de deudores que somos, pues ellos mes a mes estarían recibiendo sus buenos millones de pesos”.

También advirtió a los bancos que al cabo de cinco o seis años, cuando los deudores salgan del Buró de Crédito, ellos mismos serán sus futuros clientes, de manera que al insistir con los acosos de parte de sus cobradores y al cerrar las puertas a la negociación estarán perdiendo futuros clientes.

Ahora, vía legislativa

Junto con las asesorías, el grupo también ha ejercido presión pública en el año con manifestaciones, exigiendo en Derechos Humanos garantías de protección.

La presión llevó este año a la Asociación de Bancos de México a firmar un código de ética junto con los despachos de cobranza donde se comprometieron a frenar las técnicas que incluyen intimidación, hostigamiento y acoso. Sin embargo, Lamarque dijo que los bancos y las agencias de cobranza han violado ese código.

Para 2010 la estrategia se enfocará también al campo Legislativo. El grupo tiene contactos con los diputados Gerardo Fernández Noroña y Enrique Ibarra porque “queremos presentarles una iniciativa para que haya algún programa de apoyo y rescate a deudores tanto de tarjetas de crédito como hipotecarios e incluso empresariales” pues apuntó, también han crecido los índices de morosidad en empresas.

En un año 1,500 deudores de tarjetas han aprendido a defenderse

Algunos testimonios

Deuda por crisis en construcción

Los testimonios de las personas que acuden a Deudores en Movimiento reflejan la estrecha relación que hay entre la crisis económica y la crisis de los adeudos en tarjetas. Jorge de Jesús Peña tiene dos camiones volteo con los que provee servicios a compañías constructoras. Desde el año pasado sus clientes “han atrasado los pagos, no nos liquidan, hay empresas que tenemos hasta ocho meses o más que no nos pagan, Sólo nos dan abonos que sirven para que la familia subsista”.

Por esta falta de ingresos, Jorge de Jesús tuvo que recurrir al uso de tres tarjetas de crédito para mantener a cuatro hijos y a su esposa. Las deudas se fueron acumulando, logró negociar con una de las tarjetas, de Bancomer, banco al cual “le estoy agradecido” porque la deuda bajó de 160 mil hasta 48 mil pesos que pudo pagar en una exhibición. “La semana pasada me llegó una carta donde Bancomer se ponía a mi disposición, nomás que pasen los cinco o seis años que dura uno en el Buró de Crédito y me dijeron que esperan volver a tenerlo a uno de cliente”.

Pero aún debe 120 mil pesos en otras dos tarjetas. El acoso de los cobradores tan duro que “mi señora llegó a decirme ‘vamos a divorciarnos, cámbiate de casa que ya no aguanto, todos los días están hablándote por teléfono, ya no sé qué decirles mejor, vamos a divorciarnos’”. Los cobradores casi acaban un matrimonio de 36 años. Jorge de Jesús Acudió a Deudores en Movimiento a mediados de este año, y allí “me quité la venda de los ojos. Me siento con satisfacción de decir sí quiero pagar, pero no puedo en este momento, no me niego a pagar pero la economía está mal y el Presidente nos ha engañado, no nos ha hablado con la verdad, él dijo que ante la crisis en Estados Unidos que nosotros estábamos preparados para aguantar eso y más y resulta que no, no llega el dinero ni a los municipios ni a los estados ni a ningún lado”.

Ahora espera que los bancos acepten negociar y que sus clientes constructores le paguen sus servicios.

Emprendedor quebrado

Los pequeños negocios también se han visto afectados por la crisis de las deudas en tarjetas. Juan es un joven profesor universitario y diseñador que mantuvo un taller de diseño donde empleaba a cinco personas. Sus contratos comenzaron a escasear a finales de 2008 debido a la crisis económica y recurrió a las tarjetas para financiar al negocio. Al final, tuvo que cerrar la empresa y afrontar una deuda por casi 200 mil pesos.

Explicó que en principio solamente pagaba los montos mínimos en las cinco tarjetas que tenía, pero “eso no te deja avanzar en el pago de la deuda, lo único que estás pagando con intereses y a partir de ahí conocí a la asociación. Vine y vi la seriedad con la que estaban. Todavía sufro el acoso, me hablan unas quince veces al día, ya tengo localizados sus teléfonos y no les contesto”.

Afirmó que los bancos cerraron la opción de negociar la deuda, “sólo me ofrecían reestructura para pagar en 36 o 38 meses que no es viable para mí, y desde entonces dejé de pagar. No había opción. Ahora lo que conviene es juntar el dinero y pagarles pero sólo lo que les debo, para los intereses moratorios trataré de llegar a un convenio, pero no pienso pagarles más de lo que les debo”.

“No siento miedo, peleo por lo justo”

La crisis de los deudores no ha sido ajena para los empleados del sector público. María es una trabajadora de una dependencia de salud que “iba bien” pagando deudas de dos tarjetas de Banamex y de Santander. Pero entonces “los diputados aprobaron lo del CAT [costo anual total] y noté que aumentaron mis estados de cuenta, se triplicó la deuda. Mi error es que sacaba de un banco y pagaba en el otro”.

“Así estuve hasta que llegó un momento en que ya no pude pagar más. Tengo dos hijas que mantener y soy mamá soltera. Quise negociar con Santander y de sopetón me decían que para arreglar la cuenta tenía que dar 2,500 pesos al mes, pero mi sueldo neto es como de 2,700 pesos al mes. Al negociar estuve dándole al banco, pero me atrasé un poco y me dijeron ‘si ya debes dos mil ahora debes cinco mil’. Banamex se ha cerrado mucho, ellos no han querido, me piden que les dé un pago de 27 mil pesos. ¿Qué quieren, me meto a narcotraficante o qué?”

Ahora cumula una deuda de casi 200 mil pesos, pero “yo no soy de lujos, era por comprar cosas indispensables de mi familia, comida y ropa”.

Incluso reconoció que cometió el error de sacrificar los estudios de una de sus hijas para seguir pagando la deuda, hasta que se cansó y dejó de pagar.

Ahora “mi plan es seguir aquí” en Deudores en Movimiento, “el pueblo tiene la última palabras, seguiré luchando para pagar lo que yo considero es mi deuda, y no los intereses”.


Jesús Estrada Cortes


http://impreso.milenio.com/node/8692282

Deudores en Movimiento